La amigdalitis bacteriana es una infección de las amígdalas causada por bacterias. Los síntomas incluyen dolor de garganta, dificultad para tragar, fiebre y a veces una sensación general de malestar. La amigdalitis bacteriana se trata con antibióticos.
Etiología
La amigdalitis bacteriana es causada principalmente por las bacterias Streptococcus pyogenes (estreptococo beta-hemolítico del grupo A) y Streptococcus anginosus. Otras bacterias menos comunes que pueden causar amigdalitis bacteriana incluyen Haemophilus influenzae, Neisseria gonorrhoeae, y Streptococcus pneumoniae.
La amigdalitis bacteriana suele ser contagiosa y se puede propagar a través de las gotículas respiratorias al hablar, toser o estornudar cerca de otras personas. También puede propagarse a través del contacto cercano con objetos o superficies que hayan sido tocadas por alguien con la infección.
Epidemiología
La amigdalitis bacteriana es una infección común en la infancia y la adolescencia, y es menos común en adultos. Aunque puede ocurrir en cualquier momento del año, se observa un aumento en la incidencia durante los meses de otoño e invierno. La amigdalitis bacteriana se diagnostica con mayor frecuencia en niños de 5 a 15 años de edad.
La amigdalitis bacteriana es más común en regiones con climas templados y húmedos, y en áreas con alta densidad de población. La tasa de incidencia varía en diferentes países y regiones del mundo, pero se estima que afecta a alrededor del 10% de los niños en los Estados Unidos.
Además, algunos factores de riesgo para desarrollar amigdalitis bacteriana incluyen tener un sistema inmunológico debilitado, tener una enfermedad crónica como el asma, y tener contacto cercano con alguien que tenga una infección de las amígdalas.
Cuadro clínico
Los síntomas de amigdalitis bacteriana suelen aparecer de repente y pueden incluir:
- Dolor de garganta intenso, especialmente al tragar.
- Fiebre y escalofríos.
- Dolor de cabeza.
- Malestar general.
- Dolor de oído.
- Dolor de mandíbula.
- Erupción cutánea.
- Aumento del tamaño de las amígdalas.
- Enrojecimiento y hinchazón de las amígdalas.
- Pus o manchas blancas en las amígdalas.
- Náuseas o vómitos.
- Dolor abdominal.
- Língua blanca o con manchas.
- Linfadenopatía cervical.
En algunos casos, la amigdalitis bacteriana puede causar complicaciones, como abscesos de amígdalas, celulitis, sepsis, y enfermedad reumática.
Es importante que un médico examine a la persona y realice pruebas para confirmar el diagnóstico de amigdalitis bacteriana y determinar la causa subyacente.
Diagnóstico de Amigdalitis bacteriana
El diagnóstico de amigdalitis bacteriana se basa en la historia clínica, los síntomas y los hallazgos físicos. El médico generalmente hará un examen físico de la garganta, incluyendo la observación de las amígdalas para detectar signos de inflamación, enrojecimiento y presencia de pus o manchas blancas.
Además, se suele realizar un frotis de garganta para detectar las bacterias causantes de la infección y determinar su tipo. El resultado de este frotis se puede conocer en unas horas.
Otras pruebas que pueden ayudar a confirmar el diagnóstico incluyen:
Análisis de sangre para medir los niveles de proteína C-reactiva (PCR) y velocidad de sedimentación globular (VSG)
Cultivo de garganta: consiste en tomar una muestra de la garganta y cultivarla en un medio específico para detectar las bacterias causantes de la infección.
Estudios de detección de anticuerpos para detectar la presencia de anticuerpos contra el estreptococo beta-hemolítico del grupo A (ASO, Anti-DNasa B)
En caso de sospecha de complicaciones o enfermedad grave, pueden ser necesarias otras pruebas como un ecografía, tomografía computarizada o una punción para obtener una muestra de tejido.
Es importante notar que la amigdalitis bacteriana debe ser diferenciada de otras causas de dolor de garganta, como la amigdalitis vírica o la faringitis estreptocócica, ya que su tratamiento puede variar.
Tratamiento para la Amigdalitis bacteriana
El tratamiento de la amigdalitis bacteriana suele incluir el uso de antibióticos. Los antibióticos recomendados para el tratamiento de la amigdalitis bacteriana causada por estreptococo beta-hemolítico del grupo A son la penicilina y los antibióticos de la clase de los penicilina-como amoxicilina y ampicilina. Otros antibióticos como el clindamicina, azitromicina o claritromicina son alternativas en caso de alergia a la penicilina.
Es importante tomar los antibióticos tal y como se indica, incluso si los síntomas desaparecen antes de finalizar el tratamiento. Esto ayudará a prevenir la reaparición de la infección y a evitar la propagación de la bacteria a otras personas.
Además, es recomendable seguir una serie de medidas para aliviar los síntomas y ayudar en la recuperación:
- Descanso: Es importante reposar para ayudar al cuerpo a combatir la infección.
- Líquidos: Beber suficientes líquidos para mantenerse hidratado.
- Analgésicos: El paracetamol o el ibuprofeno pueden ayudar a aliviar el dolor de garganta y la fiebre.
- Gargarismos: Realizar gargarismos con agua tibia con sal puede ayudar a aliviar el dolor de garganta.
- Humedad: Mantener el ambiente cómodo y húmedo puede ayudar a aliviar los síntomas.
En caso de presentar complicaciones como absceso de amígdalas o celulitis, puede ser necesario un tratamiento más específico y puede requerir una hospitalización.
Es importante notar que la amigdalitis bacteriana es contagiosa y se debe evitar el contacto cercano con otras personas hasta que los síntomas desaparezcan y se haya completado el tratamiento con antibióticos.
Prevención de la Amigdalitis bacteriana
La mejor manera de prevenir la amigdalitis bacteriana es evitar el contacto con personas que tienen la infección y practicar buenas medidas de higiene. Algunas medidas preventivas incluyen:
- Lávate las manos con frecuencia con agua y jabón, especialmente después de toser o estornudar, y antes de cocinar o comer.
- Evita compartir objetos personales como toallas, cepillos de dientes o utensilios de cocina.
- Cubre la boca y la nariz al toser o estornudar con un pañuelo desechable o con el codo, y no tocarte la cara con las manos.
- Mantén una buena ventilación en tu hogar y en los lugares donde pasas mucho tiempo.
- Evita estar cerca de personas con infecciones respiratorias agudas, especialmente si tienes un sistema inmunológico debilitado.
- Vacunas: La vacuna contra el neumococo puede ayudar a prevenir la amigdalitis bacteriana causada por el neumococo.
Además, es importante que las personas con síntomas de amigdalitis bacteriana se aíslen para evitar la propagación de la infección a otras personas, y se busque atención médica para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Criterios para amigdalectomía
La amigdalectomía es la extirpación quirúrgica de las amígdalas. Aunque es un procedimiento común, se reserva para casos en los que otros tratamientos no han sido efectivos o en los que existen complicaciones recurrentes. Los criterios utilizados para determinar si un paciente debe someterse a una amigdalectomía incluyen:
Infecciones recurrentes de las amígdalas: Si un paciente tiene más de seis infecciones de las amígdalas al año o si tiene más de tres infecciones en los últimos tres años.
Abscesos recurrentes de las amígdalas: Si un paciente tiene abscesos de las amígdalas con frecuencia.
Dolor de garganta recurrente: Si un paciente tiene dolor de garganta recurrente y no se pueden identificar otras causas.
Dificultad para tragar: Si un paciente tiene dificultad para tragar debido a hinchazón de las amígdalas.
Obstrucción de las vías respiratorias: Si las amígdalas están obstruyendo las vías respiratorias del paciente, especialmente durante la noche.
Apnea del sueño: Si un paciente tiene apnea del sueño debido a la obstrucción de las vías respiratorias causada por las amígdalas hinchadas.
Otros problemas: Si las amígdalas están causando otros problemas como problemas auditivos, problemas dentales o problemas estéticos.
Es importante tener en cuenta que la amigdalectomía no es recomendada para tratar la amigdalitis bacteriana, ya que los antibióticos son efectivos en la mayoría de los casos.
Es importante consultar con un médico especialista en otorrinolaringología para determinar si una amigdalectomía es adecuada para un paciente específico y discutir los riesgos y beneficios del procedimiento.
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